RESUMEN CONFERENCIA "¿ES RAZONABLE CREER EN DIOS?"

Interesantísima charla la que ofreció D. Marcelo Cambronero, el cual nos instó a no avergonzarnos en público por ser cristianos, que vivamos nuestra fe lo más ricamente posible, y que todo aquello en lo que creemos tiene un razonamiento profundo, no es simplemente una cortina de humo. Y todo eso lo hizo de una forma muy amena, concluyendo incluso con un pequeño debate de opinión entre los asistentes y el ponente.

Inicialmente nos hizo comprender lo que es la razón, algo fundamental y que continuamente estamos usando. Partió desde antiguos pensadores como Atenágoras, quienes creyeron encontrar la verdadera filosofía de la vida en los cristianos, ya que se dieron cuenta que este daba respuesta a todas las cuestiones que le surgían acerca del ser humano, el mundo y el universo; San Agustín, quien justifica la relación entre fe y razón, filosofía y teología;  hasta los papas San Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco I, haciendo referencia a encíclicas y escritos como "Fides et Ratio", "Gaudium et Spes" o las palabras de este último ante académicos de las ciencias donde apoya la ciencia, pero aportando la necesidad de Dios para la existencia del Universo.

Se podría resumir toda la charla mediante un texto del escrito "Suma de Teología" de Santo Tomás de Aquino, concretamente la I Parte, q 1, a. De ahí se extrae la pregunta "es o no necesario que, además de las materias filosóficas, haya otra doctrina? Pues bien, la respuesta podría ser la siguiente:

" Para la salvación humana fue necesario que, además de las materias filosóficas, cuyo campo analiza la razón humana, hubiera alguna ciencia cuyo criterio fuera lo divino. Y esto es así porque Dios, como fin al que se dirige el hombre, excede la comprensión a la que puede llegar sólo la razón. Dice Is 64,4: ¡Dios! Nadie ha visto lo que tienes preparado para los que te aman. Sólo Tú.

El fin tiene que ser conocido por el hombre para que hacia Él puede dirigir su pensar y su obrar. Por eso fue necesario que el hombre, para su salvación, conociera por revelación divina lo que no podía alcanzar por su exclusiva razón humana. Más aún, lo que de Dios puede comprender la sóla razón humana, también precisa la revelación divina, ya que, con la sóla razón humana, la verdad de Dios sería conocida por pocos, después de mucho análisis y con resultados plagados de errores. Y, sin embargo, del exacto conocimiento de la verdad de Dios depende la total salvación del hombre, pues en Dios está la salvación.

Así pues, para que la salvación llegara a los hombres de forma más fácil y segura, fue necesario que los hombres fueran instruidos, acerca de lo divino, por revelación divina. Por todo ello se deduce la necesidad de que, además de las materias filosóficas, resultado de la razón, hubiera una doctrina sagrada, resultado de la revelación.

Ante las objeciones que se puedan presentar, también hay respuesta:

1.- El hombre no debe analizar con sus solas fuerzas naturales lo que excede su comprensión; sin embargo, esto que le excede ha sido revelado por Dios para ser aceptado por la fe. De ahí que el texto aquel continúe diciendo (v.25): Te han sido mostradas muchas cosas que están por encima dle hombre. En estas cosas se centra la doctrina sagrada.

2.- A diversos modos de conocer, diversas ciencias. Por ejemplo, tanto el astrónomo como el físico pueden concluir que la tierra es redonda. Pero mientras el astrónomo lo deduce por algo abstracto, la matemática, el físico lo hace por algo concreto, la materia. De ahí que nada impida que unas mismas cosas entren dentro del campo de las materias filosóficas siendo conocidas por la simple razón natural, y al mismo tiempo, dentro del campo de otra ciencia cuyo modo de conocer es la luz de la revelación divina. De donde se deduce que la teología que estudia la doctrina sagrada, por su género es distinta de la teología que figura como parte de la filosofía.

Concluyó la velada con la entrega de una placa por parte de la Hermandad, la cual agradeció enormente D. Marcelo, quien dijo haberse sentido muy agusto y maravillado por haber podido realizar su ponencia en un sitio tan bello como la Sacristía de nuestra Sede Canónica.






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