MARÍA SANTÍSIMA DEL MAYOR DOLOR




La tradicional representación iconográfica de la Madre de Dios en la calle de la Amargura tiene en la Virgen del Mayor Dolor un ejemplo de singular belleza en el que siete lágrimas cual siete espadas que atraviesan su alma, recorren su rostro.

Fue en el año 2000 cuando las manos de Luís Álvarez Duarte tallaran tan bella Madre, transida de dolor sin perder un ápice de dulzura y amor. Es una imagen de candelero, tallada en madera de cedro de Brasil, siendo de tamaño real. Presenta una cara aniñada, la testa levemente inclinada hacia la izquierda, dirigiendo la mirada al frente buscando los ojos del espectador que la contempla. La boca entreabierta permite contemplar levemente los dientes. Ojos color miel, párpados sonrojados por el llanto y pestañas naturales. Las manos se estremecen por el sufrimiento. Poco más que decir, tan solo contemplar la belleza de la “Reina de Roma”

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